ADN CULTURA | Diario La Nación - Viernes 9 de enero de 2015
Original misticismo
Corazón sagrado de Enrique Solinas, Viajero Insomne Editora, 60 páginas
Voz por completo atípica pero no disonante
en el panorama de la poesía
local, Enrique Solinas (Buenos Aires,
1969) ha publicado ampliamente y su
obra recibió varios premios. En algunos
trabajos, como Libro de las horas, visitaba
la temática religiosa y mitológica. En
Corazón sagrado, esas dos vertientes confluyen
y crean reflexiones sobre el amor
a Dios, la belleza del dolor y el sacrificio.
Como en otros autores de poesía mística,
el erotismo latente se expresa de modo
ambiguo con analogías bien terrenales:
“Y yo te amaré/ como el amante/ que en
la noche/ regresa/ y cierra las puertas del
mundo/ para irse jamás”. La poesía de Solinas
manifiesta con cautela una especie
de misticismo queer, en el que resuenan
los ruegos de Cristo a su Padre durante la
crucifixión, la tradición literaria de san
Juan de la Cruz y el legado filosófico de
Ulrich von Balthasar. Sin efectismos y
con unas pocas anécdotas personales en
las que la voz poética aspira a la universalidad
–pero donde también increpa al
mundo, a la historia humana escrita con
“palabras para morir”–, Solinas entrega
canciones resplandecientes.
A partir del símbolo del Sagrado Corazón
de Jesús, síntesis de la alquimia cristiana
que fusiona pasión y entrega, sufrimiento
y altruismo, los poemas apelan
a “las voces antiguas,/ las voces nuevas,/
las voces viejas/ de la locura/ preparadas
para el amor” con el fin de figurar una
búsqueda ancestral. El vínculo de la escritura
con la divinidad adquiere en estos
textos formas diversas: tanto el efecto de
una lluvia fresca sobre el corazón cansado
como la luz de la gloria opacada por las
sombras del Gólgota.
Daniel Gigena
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