viernes, 1 de mayo de 2015

Comentario a "Corazón Sagrado" de Enrique Solinas, Suplemento Cultural de El Litoral, Santa Fe - 23/4/2015

Enrique Solinas
Foto: Jaime Panqueva

Suplemento Cultural de El Litoral, Santa Fe - 23/4/2015 

La liturgia de la modernidad

Comentario a Corazón Sagrado, de Enrique Solinas, Viajero Insomne Editora, 60 páginas.

Si algo podría definir la poesía de Solinas es su profundo humanismo expresado con una rigurosidad formal que tiende al despojamiento. De la dramatización de la escena que se despliega en cada poema brota una verdad que se vislumbra o se esconde o es buscada pero no aparece de un modo frontal, sino que se asoma en la entonación, en el gesto de la voz. El nivel ontológico en la poesía de Solinas se encuentra en la articulación estética, lo que se sabe y lo que no, puede rastrearse debajo de lo enunciado como interrogante y como anhelo. En la aparente sencillez hay inflexiones, cruces de registros, leves guiños, un afán de totalidad encubierto en el trazo limpio de las palabras. En ese tono de placidez que marca la escritura de este nuevo libro, en Corazón Sagrado se rastrea, sin embargo, la inquietud, la sed de eso que apenas se nombra. Búsqueda y confesión, susurro, verdad desnuda a veces como revelación inusitada, cántico, celebración, todo en estos poemas que pulsan el trayecto de una búsqueda estética caracterizada por la originalidad, la impecabilidad y la variación de matices y un innegable entronque con la oralidad por su tono de invocación y plegaria. Hay, además, algo de testigo en esta voz poética, testigo del suceso, del acto, de una verdad. En estos poemas se percibe nuevamente la combinación de una mirada inocente y a la vez aguda en un equilibrio delicadísimo, aunque es probable que el giro en la escritura dé cuenta de una decantación mayor en el tratamiento de la palabra que se vuelve translúcida, abarcadora, única. Reducir este conjunto de poemas a una tradición encuadrada en el lirismo místico sería empobrecer la propuesta del autor, si bien aparecen los motivos y los escenarios típicos del Nuevo Testamento de la Biblia el desierto, los cuarenta días y las cuarenta noches, la escena de la crucifixión- es imposible no leer entre líneas para descubrir que el texto al nombrar celebraciones, ceremonias y creencias nos habla del ejercicio de la palabra poética como una liturgia de la modernidad. El poema “Dionisios” opera como un contrabalanceo de la figura crística que atraviesa la mayor parte del libro. El desborde de los sentidos frente a la contención y mesura que se repliega hacia un centro, la expansión hacia el afuera sin tope ante una mirada interior, expresada en la metá- fora del Sagrado Corazón de Jesús, que ha sido considerada por algunas tradiciones del pensamiento del nuevo paradigma como una superación del Cristo crucificado o, quizá, una representación del Cristo más acorde con el nuevo siglo. Cabe señalar que la estructura del libro en su totalidad guarda un equilibrio en la reunión y combinación de poemas marcados por la belleza expresiva y el rigor formal.

Irma Verolin

Comenatrio a "Corazón Sagrado" de Enrique Solinas - Suplemento Cultural de La Voz del Interior, Córdoba - 19/2/2015



Suplemento Cultural de La Voz del Interior, Córdoba - 19/2/2015

Celeste y terrestre 

Corazón Sagrado de Enrique Solinas, Viajero Insomne Editora, 60 páginas

Simple y extraño. Son dos adjetivos que parecen repudiarse mutuamente. Sin embargo resultan perfectos para describir este nuevo libro de Enrique Solinas titulado Corazón sagrado. Una serie de poemas que giran en torno de la imagen del corazón de Jesús y de la crucifixión, y que por momentos parecen una versión menos kitsch de esa estética extraída de las estampitas religiosas y elevadas a la categoría de arte internacional por los fotógrafos franceses Pierre et Gilles. La diferencia, sin embargo, es mayúscula, porque la carne maltratada y fustigada del sacrificio, habitual en la iconografía cristiana, es elevada aquí a un exponente de belleza en el que coinciden la dimensión terrestre de la vida con la dimensión celeste: “Recostado en la hierba del verano/ veo mi futuro en el cielo:/ las estrellas iluminan lo que vendrá/ y siento el aroma de la tierra/ antes de la lluvia”. O todavía más directo y profundo, en el poema “Lugar” dice: “En el fondo del agua/ estoy/ en el cielo”. Esa búsqueda de plenitud –que Silvio Mattoni, en el prólogo, identifica con la poesía mística– no sólo es un paso más allá del silencio, es una música tan poderosa como para reunir los miembros dispersos de un dios (como el repetido címbalo del largo poema “Dionisios”) o para expandir “con la fuerza de su voz/ el resplandor de esa ciudad/ para que nosotros podamos vivir”. A la poesía poco le importan la ideología, la moral o la religión que forman parte de ese mundo puesto entre paréntesis (para conservarlo, eliminarlo o transfigurarlo) en el acto mismo de enunciación del poema. Solinas lo sabe y por eso sus plegarias son tan luminosas como un canto a la alegría siempre renovado. En todo caso, no es el dogma sino el amor el que guía sus palabras, como dice en esta oración a Jesús: “Yo no sé/ cómo se hace/ para no recordar/ y sentir// aquí en el pecho/ todo el vacío// que el amor nos deja// cuando se va”. Si bien el movimiento de todo misticismo es ascensional –el impulso de una llama, diría Gastón Bachelard–, en Corazón sagrado no se privilegia lo superior sobre lo inferior, sino que toda la vertical del sentido (desde abajo hacia arriba o desde lo humano a lo divino y viceversa) es recorrida en las dos direcciones. En ese contexto, un poema sentimental, como “Distancia”, adquiere el valor de una cosmología. Vale la pena citarlo completo: “Cae una hoja desde la copa/ de un árbol altísimo./ Mis ojos atrapan la imagen/ en ese instante lento/ y siguen su recorrido// Esa es la distancia absoluta/ que existe/ entre vos y yo.// Esa es la distancia/ cuando mi corazón/ cae de tus manos// y contra la noche// se estrella”.

Carlos Schilling

Comentario a "Corazón Sagrado" de Enrique Solinas - ADN CULTURA | Diario La Nación - Viernes 9 de enero de 2015





ADN CULTURA | Diario La Nación - Viernes 9 de enero de 2015 

Original misticismo 

Corazón sagrado de Enrique Solinas, Viajero Insomne Editora, 60 páginas

Voz por completo atípica pero no disonante en el panorama de la poesía local, Enrique Solinas (Buenos Aires, 1969) ha publicado ampliamente y su obra recibió varios premios. En algunos trabajos, como Libro de las horas, visitaba la temática religiosa y mitológica. En Corazón sagrado, esas dos vertientes confluyen y crean reflexiones sobre el amor a Dios, la belleza del dolor y el sacrificio. Como en otros autores de poesía mística, el erotismo latente se expresa de modo ambiguo con analogías bien terrenales: “Y yo te amaré/ como el amante/ que en la noche/ regresa/ y cierra las puertas del mundo/ para irse jamás”. La poesía de Solinas manifiesta con cautela una especie de misticismo queer, en el que resuenan los ruegos de Cristo a su Padre durante la crucifixión, la tradición literaria de san Juan de la Cruz y el legado filosófico de Ulrich von Balthasar. Sin efectismos y con unas pocas anécdotas personales en las que la voz poética aspira a la universalidad –pero donde también increpa al mundo, a la historia humana escrita con “palabras para morir”–, Solinas entrega canciones resplandecientes. A partir del símbolo del Sagrado Corazón de Jesús, síntesis de la alquimia cristiana que fusiona pasión y entrega, sufrimiento y altruismo, los poemas apelan a “las voces antiguas,/ las voces nuevas,/ las voces viejas/ de la locura/ preparadas para el amor” con el fin de figurar una búsqueda ancestral. El vínculo de la escritura con la divinidad adquiere en estos textos formas diversas: tanto el efecto de una lluvia fresca sobre el corazón cansado como la luz de la gloria opacada por las sombras del Gólgota. 

Daniel Gigena

sábado, 3 de enero de 2015

Silvio Mattoni, sobre “Corazón Sagrado” de Enrique Solinas

Enrique Solinas
© Shanghai Daily 2014

"Corazón Sagrado" de Enrique Solinas: Una aparición Sagrada

Cuando en la actualidad se habla de “poesía mística” se suele pensar en un juego paradójico con las palabras, se suele hacer referencia al problema místico del lenguaje, que consiste en lo siguiente: las palabras no pueden decir las cosas, el ánimo ni la materia del mundo, son más bien su ausencia. Entonces lo místico sería aludir, por defecto del lenguaje, al exceso de las palabras, a aquello que las excede, por la doble vía del silencio y de la metáfora. Sin embargo, en los poemas de Enrique Solinas los versos son místicos en un sentido más propio. Por supuesto, lo que se dice –el amor, el sentimiento religioso, el misterio de una relación anímica con un absoluto– no cabe del todo en las palabras, pero hay aquí un impulso más antiguo que la resignación a la insuficiencia del lenguaje. Estos poemas recobran la cuestión mística desde San Juan de la Cruz, le ponen de nuevo figuras al amor divino y nuevas canciones a la persecución incesante del alma por una plenitud perdida. Así, como en aquella tradición mística, el erotismo se torna ambivalente: ¿se ama a Dios o al Hijo, bajo la forma de un cuerpo deslumbrante en su pasión y su dolor? ¿O bien se ama un cuerpo presente cuyo transporte y cuyo goce hacen sentir en el espíritu la presencia de un ser eterno?

Corazón Sagrado, Ed. Viajero Insomne, 2014

No obstante, desde un primer momento, el “corazón” deja entrever una posibilidad de cuerpos presentes. Ese otro, por momentos distante, simbólico, icónico, se vuelve de golpe, por la apertura misma de las palabras ambivalentes, un objeto deseado, un factor de goce. De pronto un cuerpo se extiende sobre otro cuerpo. Parece un sueño, pero es el deseo realizado. Parece un rezo, pero es una canción de amor terrenal.

Enrique Solinas
© Shanghai Daily 2014

Se diría que la antigua mística barroca, que acaso le diera el máximo de sonoridad y de sentido a este idioma que hablamos, se ha invertido. En los raptos de santos de Juan y de Teresa, el erotismo venía por añadidura, era una manera de aludir a la intensidad de una fe y al abandono de toda referencia y de toda espera de reciprocidad. En la poesía de Solinas, el goce, la promesa sexual y amorosa, se elevan hasta la forma de una aparición sagrada. A tal punto que incluso las imágenes cristianas pueden ceder su lugar a otra clase de epifanías. Surge entonces el antiguo Dionisos, el dios del entusiasmo, el ritmo y el trance. Pero no podría decirse que ese poema a Dionisos, momento culminante del libro, sea sin más una suspensión, un paréntesis antiguo en el continuo cristiano, sino que en verdad aquel dios borracho y embriagador, proclive al amor del instante, habrá sido ya el último dios, o sea el crucificado. Entre címbalos y excesos, el dios niño, el que fue despedazado vuelve a juntarse, con cada fiesta, con cada rapto de amor, con el simple deseo que se precipita en la forma de otra carne; a cada verso, el dios vuelve a estar presente.

Una palabra más debería agregarse sobre la música de estos versos, su sed de imágenes y su aspiración a la altura de lo que permanece, contra toda esperanza, en la intensidad de la poesía. Una palabra que no encuentro. Apelo entonces a la metonimia, con una hermosa palabra antigua que se repite aquí, como sonoridad inspirada, una docena de veces: címbalo.

Enriqe Solinas
© Shanghai Daily 2014

“Lo que nos falta es la fe”, decía Hegel en sus clases de estética, y con ello anunciaba el fin del arte, el carácter pasado de su práctica para el mundo actual. Pero la poesía nunca compartió esa opinión e hizo de su propia inactualidad la fuerza inagotable que la impulsa. Otro filósofo, el que firmaba “Dionisos o el Crucificado”, pensará que la mejor manera de salir de la cárcel del presente es y será lo inactual. Solinas canta, reza, ama y dedica sus poemas al rango de lo que no muere. No sabemos qué pueda ser eso, una fe tal vez, pero sin ese deseo de fe, ese querer y ese dejarse llevar, esa afirmación constante del momento privilegiado, no seguiríamos en esta espera incesante de una redención bajo la forma de libros de poesía.  Por eso, creo, es necesario este libro y su experiencia intensa

jueves, 21 de agosto de 2014

Enrique Solinas, ganador de la Beca "Shanghai Writing International Program 2014"

© Carolina García Vautier

El escritor argentino Enriquue Solinas acaba de obtener la prestigiosa Beca de Residencia Shanghai Writing International Program 2014, que año tras año ofrece la Shanghai Writing Asociation en conjunto con el Gobierno de la República Popular de China.

Este año ocho escritores fueron seleccionados, provenientes de Alemania, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Hungría, México y Nueva Zelanda. Entre el 1 de septiembre y el 31 de octubre, los ganadores deberán dedicar su tiempo a escribir y sumergirse en la cultura y espíritu de Shanghai.

                                                           © Carolina García Vautier

Enrique Solinas (1969) comenzó a escribir en su infancia y a publicar en la adolescencia. Por este motivo, su trayectoria es vasta y de la calidad de su obra dan cuenta los premios obtenidos a lo largo del tiempo.
Poeta, narrador, crítico, investigador, y traductor, su trabajo es reconocido en su país y en el ámbito internacional, siendo invitado a diferentes países para dar conferencias y compartir su obra, y traducido al inglés, al griego, al portugués, al italiano y al francés.

Hasta la fecha publicó 5 libros de poemas, uno de cuentos, y participa en libros en colaboración tanto en ensayo,.como en poesía y en narrativa.

domingo, 15 de junio de 2014

Hugo Mujica - Entre el aliento y la palabra - Antólogia Poética


PRÓLOGO

Hugo Mujica: Hacia el encuentro del ser en la Belleza y la Verdad

I

Cuando uno se sumerge en la poética de Hugo Mujica, no deja de sorprenderse y de quedar en el lugar de la belleza y el asombro. Y esto se debe a que estamos ante la obra del poeta argentino más interesante, profundo e insólito que ha logrado desarrollar una escritura propia, en soledad, para así trascender el propio origen. Y esto se debe, tal vez, a que su propia vida fue un camino de aprendizaje constante e increíble.

Nació en Buenos Aires, en 1942 y estudió Bellas Artes, Antropología filosófica, Filosofía y teología. Después de trabajar desde temprana edad como obrero en una fábrica de vidrio, a los diecinueve años partió a Estados Unidos, estableciéndose en New York, donde se vinculó con jóvenes artistas plásticos norteamericanos, participó de  movimientos pacifistas y experimentó con drogas, trabajando con T. Leary en sus investigaciones sobre el proceso creador y el LSD. Hacia finales de los ‘60, conoció a Allen Ginsberg, quien lo introdujo al gurú Swami Satchidananda con quien vivió un tiempo en una granja con otros discípulos. En un viaje que realizó con Satchidananda, conoció la vida monástica de la orden Trapense, donde se quedó viviendo como monje bajo voto de silencio durante siete años. Allí conoció también a Thomas Merton y comienza a escribir poesía.

Su obra poética, iniciada en 1983, ha sido editada en Argentina, Costa Rica, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Venezuela, Uruguay y traducida en Brasil, Italia, Francia, Estados Unidos, Eslovenia, Bulgaria y Grecia. En 2013 editorial Vaso Roto, México-España, publica Poesía completa 1983-2011 y también en 2013 se editó su último libro de poesía: Cuando todo calla en Visor, por el que recibió el XIII Premio Casa de América de Poesía Americana.
Entre sus principales libros de ensayos se cuentan Kyrie Eleison (1991), Kénosis (1992), La palabra inicial (1995), Flecha en la niebla (1997), Poéticas del vacío (2002), Lo naciente. Pensando el acto creador (2007), La casa y otros ensayos (2008) La pasión según Georg Trakl (2009) y El saber del no saberse (2014). En narrativa publicó hasta la fecha los libros de cuentos Solemne y mesurado (1990) y Bajo toda la lluvia del mundo (2008).

II

Como quien realiza un ritual de iniciación, Hugo Mujica publica su primer libro en 1983, pero sabemos que se trata de una fecha convencional y que testimonia así su ingreso al mundo de la literatura. Porque este camino comenzó mucho antes, cuando las palabras aun no eran imprescindibles para expresar –desde su visión– lo que quería decir. Antes fue el espacio de la pintura, las experiencias de vida, su vocación, la búsqueda incesante de un lenguaje fundamental.

         Alejado de las corrientes estéticas que rigen el panorama literario, construye una obra absolutamente personal. Bajo el predominio del poema breve, íntimo y musical, profundamente lírico, nos deja vislumbrar su universo: un espacio donde la soledad y el silencio predominan en el lugar poético y donde la realidad podrá ser definida a partir de la contemplación. Pero esta contemplación no es estática, ni pretende sólo describir un instante o compartir una reflexión. Aspira a transmitir la inquietud de ese instante de revelación, para que el otro –necesario lector real–  reflexione, espeje y haga suyo ese momento, como si fuera un sistema de autoindagación, para que desde allí, desde ese conocimiento, llegar a “lo naciente” y así “abrirse” creativamente, vivir creativamente dejándose crear.

         Desde lo formal, la poesía de Hugo Mujica es un poema único que va desarrollándose a lo largo del tiempo, donde esa continuidad revela la evolución de su voz, hasta llegar al punto más alto de su poética en Lo naciente. Pensando el acto creador (Pre-Textos, 2007), libro que combina el ensayo con la poesía, en sus justas medidas.
        
Su obra conversa con las distintas artes – la literatura, la música, la filosofía, la pintura. Desde Heidegger a Georg Trakl, desde Meister Eckhart a Edmond Jabès, desde una sonata hasta la disposición plástica de sus versos, la poiesis lo invade todo porque para Mujica poesía es todo. Y la búsqueda por abarcar esa totalidad siempre resulta insuficiente. Como consecuencia, la palabra es torpe a la hora de nombrar aquellas cosas por las cuales vivimos y es necesario torcer el lenguaje para encontrar un nuevo significado a lo que es. Entonces la existencia, tal vez, sea una transición del cuerpo carnal hacia su verdadera esencia, una transformación hacia el cuerpo poético como finalidad. El asombro y la conciencia del vivir, aparecen en el momento de la contemplación de lo que existe, y produce conmoción. Ésta se expresa de manera indirecta, a partir de elementos que la aluden: perros, pájaros, el viento y la lluvia, el ser ante la contemplación de la naturaleza y su sentir.

         El carácter universal de esta poesía surge de la despersonalización. Si bien el yo poético está siempre presente, los objetos tratados representan a todos en general. Por esta razón, en su poesía, nos hablará de “los hombres” y no de “un hombre” como así también nos hablará de “la lluvia” para referirse a todas las lluvias del mundo. Y en esta intencionada manera de universalización, podemos observar las diferentes formas de aludir al pensamiento occidental y oriental. El común denominador de estas variadas líneas de pensamiento es que logran un doble movimiento desde el momento de su expresión: surgen del interior del ser hacia el exterior, donde todos compartimos y leemos, para volver a esa interioridad y multiplicarse en la interioridad de los otros. Así, el poema es deseo que surge del mundo, para trascenderlo y regresar a él.

         Un rasgo distintivo de su poesía es la brevedad, al límite del aforismo. Otros textos tienen mayor desarrollo o alcanzan la forma de poema en prosa. De cualquiera de ellos podemos extraer un verso y así repetirlo como un mantra. Porque en este universo poético, su poesía bordea la filosofía y la plegaria. Así, Mujica le devuelve al poema su condición original.

Poesía con sentimiento, poesía de reflexión, poesía que rescata el origen sagrado de su esencia y actualiza aquello que creíamos olvidado. En un momento histórico donde las palabras desbordan su propio cauce, Hugo Mujica nos propone el instante del silencio, contrapone interioridad al exceso de exteriorización, reflexionando sobre la realidad en la cual estamos sumergidos y que de otra forma no estaríamos dispuestos a realizar o aceptar.

Nos anuncia, de manera brillante y original, que la poesía es para todos, que no pertenece a nadie. Nos ofrece, desde su obra, aquello que no podemos encontrar en otro espacio:
Un poco de belleza, el placer estético que acompaña a la vida.
Un poco de bondad, la generosidad de su pensamiento abierto al mundo.
Su poesía de verdad. 

Enrique Solinas

domingo, 1 de junio de 2014

XXII Festival Internacional de Poesía “La Pluma y la Palabra” - Junio de 2014



La División Hispánica de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en colaboración con el Teatro de la Luna, realizara la tradicional XXII Maratón de la Poesía, con la participación de los más prestigiosos y representativos poetas hispanos que, provenientes de distintas latitudes, unidos a sus pares residentes en Estados Unidos de Norteamérica, se darán cita y serán portadores de la poesía de  América.

Este evento se realiza cada año en Washington D.C. con el aval de la George Mason University a través del Poeta y Profesor Rei Berroa; el auspicio y organización del Teatro de la Luna; y el apoyo de publicación para la antología del encuentro por el Banco Popular de la República Dominicana.
 Este año los poetas participantes son:
 Enrique Solinas, de Argentina: Poeta, narrador, Profesor, investigador, traductor y periodista, colabora con publicaciones de su país y del exterior. Forma parte de grupos de investigación en Literatura y Mística y en Literatura Argentina y Latinoamericana y es miembro del PEN Club Internacional. Publicó hasta la fecha 5 libros de poesía y uno de relatos. Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, el 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, de la Secretaria de Cultura de la Nación Argentina, el Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas-Espigas, Concurso 1997 de Becas y Subsidios para las Artes, el 1er. Premio Estímulo a la Creación año 2000 de la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina y acaba de obtener la exclusiva Beca Shanghai Writing Program 2014, otorgada por la Shanghai Writing Asociation, China. Su obra forma parte de antologías nacionales e internacionales, siendo traducido parcialmente al inglés, al italiano, al francés, al portugués y al griego. Participó y particia de diferentes festivales internacionales de poesía.

Zingonia Zingone, de Costa Rica-Italia: Poeta, narradora y traductora, ha publicado siete libros de poesía y una novela. Colabora con diversas revistas literarias y su obra ha sido traducida al indi, chino, kannada, malayalam, marathi y albanés. Desde el 2007 participó de numerosos festivales de poesía de América. Europa y Asia, y forma parte del comité organizador del Festival Internacional de Poesía “Krytia” (India).

Eugenia Muñoz, de Colombia: Escritora y profesora, se dedica también a la crítica literaria. Forma parte de antologías de su país e internacionales, siendo traducida al inglés, francés, alemán y catalán. Ganó el Premio The Best of FLAVA y el segundo lugar en el 2013 Internacional Latino Books Awards como Best Educational Books. 

 Ana Cecilia Blum, de Ecuador: ha desarrollado una intensa actividad literaria dentro y fuera de su país, como escritora y como promotora cultural y  ha sido nombrada miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana,  miembro de la Asociación de Escritoras Contemporáneas del Chimborazo y miembro de la Asociación de Escritores Hispanos. Actualmente es coordinadora del Fondo Poético para las Américas (fondo para la publicación digital de poesía escrita por autores latinoamericanos); editora de la Gaceta Literaria Metaforología y colaboradora en varias revistas digitales

José M. Prieto, de España: Catedrático de Psicología Diferencial del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado varios libros en su especialidad como así también ensayos y libros de poesía, donde le interesa indagar lo espiritual-oriental desde el humor. 

Margarito Cuéllar, de México: Escritor y periodista, fue finalista del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora 2011 y obtuvo el Premio de Poesía convocado por Radio Francia Internacional, entre otros. Ha publicado poesía, cuento, ensayo y aforismos. La Editorial Praxis publicó en México su Poesía Reunida bajo el título Música de las piedras (2012), que reúne la totalidad de sus libros escritos durante tres décadas. Es coordinador editorial en la Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma de León, México; Jefe de redacción de la Agenda Política de México y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en el área de Letras. 

Basilio Belliard, de República Dominicana: Es poeta, ensayista y crítico literario. De intensa labor literaria, ha publicado seis libros de poesía, seis ensayos y otros que van desde la microficción hasta el reportaje. También ha sido editor y co-editor de varias antologías que difunden la poesía dominicana. Actualmente, es Director de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura y director de la revista País Cultural. Poemas suyos han sido traducidos al francés, portugués e italiano. 

Indran Amirthanayagam, de Sri-Lanka-USA: Poeta, ensayista y traductor, ha publicado nueve poemarios y recibió el Premio Paterson en 1994. Colabora con las publicaciones The Hindu (India), The Daily News (Sri Lanka), The New York Times (USA). Ha recibido becas del Fondo México-Estados Unidos para sus traducciones, The New York Foundations for the Arts y The Macdowell Colony.


Viernes, 6 de junio de 2014 – de 13:30 hs a 15:30 hs

BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS –Washington DC – Mary Pickford Theater – 3rd Floor, James Madison Building Independence Ave. & 1st Street, SE, Washington, DC 20540   

 Sábado, 7 de junio, 2014 – de 14:00 hs a 20:00 hs


CASA DE LA LUNA – Washington DC - 4020 Georgia Avenue, NW, Washington, DC 20011

lunes, 24 de marzo de 2014

Andalgalá: Jorge Paolantonio recibirá un homenaje en el Encuentro "Pucará de las Letras" de 2014

        

              La organización del V° "Pucará de las Letras",  a realizarse en Andalgalá,  la bella ciudad del oeste cataarqueño-  ofrecerá desde el jueves 24 al sábado 26 de abril un cúmulo de actividades tradicionales en este ya clásico encuentro de escritores y amantes de las letras y el arte en general. Ello incluye, en su desarrollo,  lecturas, charlas con escritores, debates, ponencias, visitas a instituciones educativas, y espectáculos.


     En esta oportunidad el Grupo Tantanakuy, organizador original del evento, anunció que las jornadas incluirán un homenaje a la obra del comprovinciano JORGE PAOLANTONIO.  El autor [nacido en 1947 y residente en Buenos Aires] tiene publicados más de 20 títulos que abarcan las áreas de poesía, narrativa y teatro. En esta ocasión  –a lo largo de los tres días de estas jornadas para escritores-  se podrán ver tres expresiones distintas del autor homenajeado.  Patricia Alvarez, poeta y docente en letras, presentará el último poemario édito de Paolantonio, "Baus o la larga agonía de las especies migratorias" [ElMonoArmado, 2014]. Las Licenciadas Silvia Romero y Marcela Quinteros disertarán sobre "Traje de Lirio" y "Año de Serpientes", novelas cortas recién impresas en un único volumen [Imaginante Editorial, 2014]. Finalmente, el actor Roberto Albarenga estrenará, dirigido por María Pessacq,  el monólogo teatral "Un dios menor" [título original del libro de Paolantonio publicado en 2013].

     Anteriormente había sido homenajeado y premiado por la Cámara de Diputados de la Provincia de Catamarca, en reconocimiento al valioso aporte de su obra que es el trabajo de toda una vida.

       


          Cabe destacar que el evento cuenta con los auspicios de las municipalidades y concejos deliberantes de Andalgalá y Saujil así como de instituciones entre las que figuran la SADE Catamarca,  el grupo HUARMI [Mujeres Andalgalenses], el museo  arqueológico "Lafone Quevedo"  y la Asociación Indigenista de Andalgalá. Y, como cada año, TrascenderNoa - editorial de dirige la poeta Alejandra Burzaco Saenz- publicará una antología que reúne obras de asistentes al "Pucará" andalgalense.- 
       

domingo, 9 de septiembre de 2012

"El sistema defensivo de los muertos" de Diego Muzzio: El que contempla y vive la belleza de la muerte.


por Enrique Solinas

 

El sistema defensivo de los muertos es el quinto libro de poemas que Diego nos ofrece, publicado por Hilos Editora. El mismo se inserta perfectamente en el programa literario que Diego comenzó con El hueso del ojo (1991) y desarrolló en Sheol Sheol (1997), Gabatha (2000), Hieronimus Bosch (2005) y en Tratado sobre la ejecución de animales (2008). Aquí ahonda, de manera vertiginosa, en un tema característico de su universo poético: el hombre que cuestiona el sentido de la existencia a partir de la destrucción que origina la muerte.

Ya en su libro anterior, Tratado sobre la ejecución de animales, intenta describir, casi fotografiar, el momento en que la vida culmina y nace la muerte en todo su esplendor, para ofrecer diferentes lecturas que surgen a partir del crimen. En El sistema defensivo de los muertos redobla la apuesta y profundiza en el sentido de la muerte, la describe, la habita, hace el amor con la muerte, se fusiona, para mostrarnos su belleza.

El libro se divide en tres partes: Los sonámbulos, Katmandú y La guerra menor. Elige el poema en prosa sobre cualquier otra forma y prefiere un discurso desmesurado, barroco, con enunciados que aparentan ser producto de una catarsis, cuyo sentido autorreferencial le ha impregnado al conjunto un dramatismo propio de la tragedia griega. 

         En la primera parte, Los sonámbulos, nos presenta un escenario en donde podemos observar al sujeto poético a punto de escribir, al mismo tiempo que los habitantes de la muerte (mujeres, hombres, niños) realizan acciones que son percibidas por este sujeto. A partir de entonces, nos  explica en qué consiste el sistema defensivo de los muertos, se trata de “un sistema defensivo contra el olvido[1] y además nos cuenta que “así se extiende el sistema defensivo de los muertos, se pudren desde adentro las palabras y, al pronunciarlas, se llena la boca de pus y con creciente terror advertimos que sus sonidos tienen el asombro de poder proyectar, ante nuestros ojos, el film oscuro, mal compaginado, de la vida de los hundidos en el agua de la dispersión[2]. De esta manera, muerte y vida, en el aquí y el ahora, se igualan. No hay límites precisos, la escritura convoca a los que ya no están y pone en evidencia esta ruptura espacial que el agua hace propicia a lo largo de todo el libro. El agua del bautismo, el agua de los sueños, el agua escrita, el agua del rio de los muertos. Es lo que comunica a la vida con la muerte, derribando toda diferenciación.

            Ya sentadas las bases, en forma general, de este sistema, el sujeto poético instala y desarrolla la muerte del padre. Se remonta a la infancia y transforma el pasado en un tiempo presente, justo en el exacto momento en que el padre ha dejado la vida. Giorgio Agamben, en Infancia e historia[3], afirma que cualquier discurso sobre la experiencia no es posible para el hombre contemporáneo. Privado de su biografía, es incapaz de poseer y transmitir experiencias. Se basa en Walter Benjamin[4] quien observa que los jóvenes que regresaban de la Primera Guerra Mundial, volvían mudos del campo de batalla por el horror vivido, no podían contar lo visto, por tanto, la experiencia resultaba incomunicable. Según Agamben, la experiencia no es tal porque hay conocimiento sobre algo, sino que ésta existe en tanto es transmisible por medio de la palabra y el relato. El hombre  contemporáneo no acepta cómo válida una experiencia legitimada por el discurso, el mundo es demasiado veloz para detenernos a escucharlo. En cambio, la poesía de Diego responde al sentido tradicional de la experiencia, posee el don de la palabra y resulta suficiente para transmitirla, a pesar de ser dolorosa e insoportable; la puede contar, a pesar de convivir con ella. Puede realizar una radiografía de la muerte, una autopsia del padre, porque la ha vivido y la vive constantemente, a partir de la memoria.

Jacques Le Goff[5], coincidiendo con H. Atlan[6], afirma que el proceso de la memoria en el hombre hace intervenir no sólo la preparación de recorridos, sino también la relectura de tales recorridos. Y este es el sentido en el cual Diego ejercita la memoria. Recuerda y relee, recorre las imágenes vividas, las recrea y las vuelve a crear para transmitirlas.

         En la segunda parte, Katmandú (cuyo nombre se debe a Los caminos de Katmandú de Bajarbel), aplica su sistema contra el olvido. El sujeto poético, como una cámara de cine, recuenta la muerte del padre, los instantes previos a su muerte, los momentos posteriores. Detalles abrumadores que cada tanto se repiten una y otra vez, y que ayudan a instaurar su reino, como quien está en un callejón sin salida, como si esa muerte es lo único que sucede desde siempre y el yo poético está condenado a decirla y a revivirla: “Veintitrés años después del día de tu muerte me siento a escribir sobre tu muerte     nunca dejé de escribir sobre tu muerte     siempre rondé alrededor de tu muerte[7]. Por este motivo, el sujeto poético que atraviesa la muerte del padre, expresa su cansancio por intentar comprender cuál es el sentido de esa agonía interminable donde jamás cambiará el final. Luego del trayecto que realiza desde el principio, de esa posibilidad de expresar lo que resultaba inexpresable, encuentra una salida: se despide, luego de tanto luto, entierra al padre. Ahora lo puede hacer, ha dicho lo que tenía que decir, lo suficiente para que esa muerte deje de tener el poder de atrapar al yo poético en la angustia y el miedo. Ha llegado la liberación, queda por fin el padre enterrado en el poema, hasta el futuro encuentro: “ya no más     nunca más volveremos a estar juntos     jamás leerás este poema que te entierra y te deshace     y a partir de ahora no sólo nos separará la muerte     sino también la muerte de tu muerte     y el resto de mi vida sin el tormento de tu muerte     y al final también mi propia muerte[8].

         Resulta interesante además el itinerario que se describe en relación a la escritura: el libro Los caminos de Katmandú, regalado por el padre al sujeto poético y que lo introduce en la literatura, como si fuera un legado, la poesía como castigo, obsesión y a la vez inevitable. Escribir para narrar la muerte, escribir para huir de la muerte.

         La tercera parte, La guerra menor, cierra este sistema con detalles que ayudan a comprender mejor su funcionamiento. La vida y la muerte en combate constante, el mundo como una urdimbre que contiene estas ideas y las ausencias como una revelación de lo que existe.

         Podemos afirmar que El sistema defensivo de los muertos es un poema filosófico que se enrola en una tradición. El texto y la propuesta en sí está construido a la manera de Heráclito o Parménides, y no por casualidad, en el poema encontramos diferentes referencias, por ejemplo, el descenso como un lugar de conocimiento, La Eneida de Virgilio; mitología griega, Aqueronte y Caronte; Vigilar y castigar, de Foucault; referencias cristianas que realizan una apoyatura estructural: los peces, el cordero, la comunión, el rezo, treinta y tres años, Cristo, la cruz, la pasión, el Paraíso, el Purgatorio; personajes bíblicos: Ahab, Josef, Jonás.

         Libro imprescindible que narra la esencia de la vida, de la manera lúcida y precisa que sólo Diego sabe hacer. Libro inmenso, concentrado, resplandeciente, reflexivo. Catártico, barroco, autorreferencial, emotivo.

El sistema defensivo de los muertos  es una celebración de la vida porque la vida quiere vivir, a pesar de toda la tristeza del mundo, y porque se vive, se puede contar la historia. Celebremos la belleza de la muerte.

Y celebremos también a este gran poeta que es Diego Muzzio, único en su voz, en su manera de mirar el mundo, poeta que ya ha dado muestras más que suficientes de que su poesía fue, es y será siempre.

 


[1] Muzzio, Diego. El sistema defensivo de los muertos. Hilos Editora, Buenos Aires. 2011, p.11
[2] Ant, cit, p. 16
[3] Agamben, Giorgio. 2004.  Infancia e historia, Destrucción de la experiencia y origen de la historia, Traducción de Silvio Mattoni. Buenos Aires. Adriana Hidalgo Editora.
[4] Benjamin, Walter. 2007. “Experiencia y pobreza” en Obras. II/Vol. I. Madrid, Abada, pp. 219-222.
[5] Le Goff, Jacques. 1991. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona. España, Ediciones Paidós.
[6] Atlan, H. 1972. Conscience et désirs dans des systémes auto-organisateurs, Morin y Piattelli-Palmarini édit. Seuil, París, pp. 449-65.
[7] Ant. Cit, p. 19
[8] Ant. Cit, p. 44