viernes, 1 de mayo de 2015

Comenatrio a "Corazón Sagrado" de Enrique Solinas - Suplemento Cultural de La Voz del Interior, Córdoba - 19/2/2015



Suplemento Cultural de La Voz del Interior, Córdoba - 19/2/2015

Celeste y terrestre 

Corazón Sagrado de Enrique Solinas, Viajero Insomne Editora, 60 páginas

Simple y extraño. Son dos adjetivos que parecen repudiarse mutuamente. Sin embargo resultan perfectos para describir este nuevo libro de Enrique Solinas titulado Corazón sagrado. Una serie de poemas que giran en torno de la imagen del corazón de Jesús y de la crucifixión, y que por momentos parecen una versión menos kitsch de esa estética extraída de las estampitas religiosas y elevadas a la categoría de arte internacional por los fotógrafos franceses Pierre et Gilles. La diferencia, sin embargo, es mayúscula, porque la carne maltratada y fustigada del sacrificio, habitual en la iconografía cristiana, es elevada aquí a un exponente de belleza en el que coinciden la dimensión terrestre de la vida con la dimensión celeste: “Recostado en la hierba del verano/ veo mi futuro en el cielo:/ las estrellas iluminan lo que vendrá/ y siento el aroma de la tierra/ antes de la lluvia”. O todavía más directo y profundo, en el poema “Lugar” dice: “En el fondo del agua/ estoy/ en el cielo”. Esa búsqueda de plenitud –que Silvio Mattoni, en el prólogo, identifica con la poesía mística– no sólo es un paso más allá del silencio, es una música tan poderosa como para reunir los miembros dispersos de un dios (como el repetido címbalo del largo poema “Dionisios”) o para expandir “con la fuerza de su voz/ el resplandor de esa ciudad/ para que nosotros podamos vivir”. A la poesía poco le importan la ideología, la moral o la religión que forman parte de ese mundo puesto entre paréntesis (para conservarlo, eliminarlo o transfigurarlo) en el acto mismo de enunciación del poema. Solinas lo sabe y por eso sus plegarias son tan luminosas como un canto a la alegría siempre renovado. En todo caso, no es el dogma sino el amor el que guía sus palabras, como dice en esta oración a Jesús: “Yo no sé/ cómo se hace/ para no recordar/ y sentir// aquí en el pecho/ todo el vacío// que el amor nos deja// cuando se va”. Si bien el movimiento de todo misticismo es ascensional –el impulso de una llama, diría Gastón Bachelard–, en Corazón sagrado no se privilegia lo superior sobre lo inferior, sino que toda la vertical del sentido (desde abajo hacia arriba o desde lo humano a lo divino y viceversa) es recorrida en las dos direcciones. En ese contexto, un poema sentimental, como “Distancia”, adquiere el valor de una cosmología. Vale la pena citarlo completo: “Cae una hoja desde la copa/ de un árbol altísimo./ Mis ojos atrapan la imagen/ en ese instante lento/ y siguen su recorrido// Esa es la distancia absoluta/ que existe/ entre vos y yo.// Esa es la distancia/ cuando mi corazón/ cae de tus manos// y contra la noche// se estrella”.

Carlos Schilling

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