sábado, 19 de noviembre de 2011

Enrique Solinas - Crítica a "El gruñido y otros poemas" - Revista La Guacha

Revista La Guacha, Año 14, n°36, Edición Nacional, República Argentina, p. 31




Enrique Solinas - Un viaje de altura por la poesía - por

María Julia Magistratti


"El gruñido y otros poemas", EnriquE SolinaS, Editorial Ruinas Circulares, 2011
El gruñido y otros poemas es la reunión de cinco libros de su autor, recopila más de 20 años del trabajo poético de SolinaS. Y en este punto me pregunto, si este libro viene a iluminar (y a cerrar) una etapa, la del develamiento de una de las caras de su planeta personal, y si de aquí en más el poeta va a proseguir en la tarea de develar el otro lado, la cara oculta de su planeta, el espacio que esta aún en sombras y que, de poema en poema, irá desocultando.
Cuando el misterio es demasiado grande, es imposible desobedecer, decía SainT ExuperY. Entonces los invito, voy a ser por un ratito breve, la guía en este viaje al Planeta SolinaS.
EnriquE ha hecho una apuesta arriesgada que es la de llevamos por su mundo con un lirismo sin complejos, a contrapelo de la hiperrealidad que muchas veces parece ser la condición de la poesía joven actual. El es joven porque e ha detenido a e cuchar el silencio: el silencio que media entre palabra y palabra igual que la negrura de la noche que dista entre estrella y estrella.
En el planeta de SolinaS el hombre le hace preguntas a su propia 'infancia, habla desde "el fin de su nacimiento",  se sostiene para decir en el sitio menos 'cómodo y apuesta al juego más arriesgado "jugar a la rayuela con los ojos en blanco”.
La infancia se parece a la sombra/ de un jardín que fue hecho con palabras. Por eso nos puede decir que el idioma es trampa, que el lenguaje está infectado, y que en algún momento los enemigos van a lanzar una flecha al ángel del idioma y él se quedará ladrando solo un poema. Por eso el gruñido, por eso la palabra que nunca alcanza. Es que este poeta, le ha sacado palabras de entre los dientes a los muertos, él nos dice "me enseñaron a cantar en el idioma de los muertos” y despide a su madre que se va yendo y le dona al hijo en ese gesto, la belleza del canto a su muerte.
Se le quedan huérfanas las palabras, y la soledad se le enamora y es entonces cuando el cuerpo que viene de guerrear con la palabra, se le vuelve pecador y santo. Y en ese combate, el poeta reza para ser perdonado de todos los pecados que no cometió.
Y la oración, que es voz y es palabra, que es palabra brava disfrazada de seda, es puñal, lanza bisturí  con la que hacerle una autopsia al mundo, lo lleva al poeta a revelarse (dice EnriquE) “hacer el amor o acuchillar palabras es lo mismo”.
La palabra, la voz que dice, es entonces, en todo el recorrido por la obra poética de SolinaS, ese lugar sin salidas, el fin y el principio, lo más inalcanzable y lo más cercano, lo que ilumina y oscurece, lo uno y lo diverso, lo que salva y lo irremediable.

Por eso llega al final de este libro a la Noche de San Juan, arroja todo su cuerpo que es sombra de hogueras y en la alta hora va despojándose de las palabras (el beso en la boca de Dios) (barcos de luz que se dirigen hacia la luz) hasta que consigue la plenitud, el vacío.
Los invito a que paseen por todos estos centros iluminados, por las ferocidades de los secretos develados que hacen que nada sea inofensivo: él ha visto un jardín hermoso pero intuye la peste que acecha en las raíces. Sabe que la realidad nunca es lo real, que En el instante preciso de la verdad nada es cierto y sabe que no hay rosa, no (y toda flor es más hermosa y perfecta
cuando muere).
Es la redención, del que se ha propuesto escribir contra la muerte, del que no teme no salir ileso en un combate cuerpo a cuerpo con la palabra: Enrique canta con su propia voz. Esperamos que pronto, EnriquE nos invite a otro viaje de altura por su planeta, por la Poesía.
A este, el EnriquE que yo conozco, le digo con SainT ExuperY: Las estrellas no significan lo mismo para todas las personas. Para algunos viajantes son guías. Para otros no son más que lucecitas. Para los sabios son problemas. Para un hombre de negocios serán oro. Ninguna de esas estrellas habla. En cambio tú ... , tendrás estrellas como ninguno ha tenido.

María Julia Magistratti

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