Por suerte pronto comienzo las vacaciones, tan sólo me queda una mesa de exámenes; es por eso que ahora puedo disfrutar de días así, cielos amables y expresivos, atravesados por árboles de ciudad y edificios dispersos. En estos días, tomé exámenes como quien no hace el amor; compramos un auto; fui al Barrio Chino para entender mejor mis palabras; vinieron a casa Fabián, José Antonio y Hans, desde Amsterdam, para invitarnos de nuevo a la tierra donde florecen princesas argentinas y tulipanes sensibles.
El niño dios nacerá el lunes y todavía no compré los regalos. Tampoco saludé como se debe a la gente que quiero (lo haré entre hoy y el lunes, lo prometo). Mi papá se irá mañana con su esposa a Rosario; mis hermanas festejarán la Navidad por su cuenta y yo me quedaré aquí, con Jorge y mis gatitos, y con el Niño Relámpago, pensando en que mañana todo será mejor. Alzaremos la copa, una vez más, por estar juntos. Brindaremos por todo aquello que sucederá y por todo lo que no sucedió.
Claro y sencillo el tiempo. Deslumbrador.
A veces me cuesta encontrar el sentido de las cosas.
1 comentario:
Hey, gordín, quiero verte...
Publicar un comentario