Mi
padre es leve
Mi padre es leve como una flor
cuando en otoño cae como las
hojas
del libro que alguna vez leyó
al calor del invierno.
Cuando partas de aquí,
Padre,
partiré también.
Algo tuyo
quedará en mí,
siempre.
Y siempre algo de mí
se irá contigo.
En la zarza ardiente
Desde esta absoluta
oscuridad
veo a mi padre
despedirse
con esa dignidad propia
de quien conoció
el mundo y lo habitó.
Acompaño a mi padre
en el gesto de su
despedida,
en esta vida de
hospitales
donde todo pasado es
presente
y el futuro
es nada más
que una conversación.
Atrás quedan
los días de la noche,
las palabras
que debían madurar
para ser ciertas;
queda en el camino
la expectativa
de lo que no sucedió,
la verdad de la
belleza,
su cuerpo inaccesible.
Pero ahora es el
silencio,
el silencio que grita
el silencio
en la voz del bosque.
Pero ahora es el deseo,
el deseo de que el
tiempo
vuelva hacia atrás,
cuando el invierno todavía
joven
encendía
su lámpara mágica
y alumbraba el camino
de nuestro alegre
porvenir.
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