Te invitamos a "La Casa de Anita"...

El miércoles estuve en la casa de Ana Laferranderie. Allí me recibió con su alegría, su buen gusto y su amor servido en los abrazos y el afecto que siempre da. La pueden ver con atención en la primera foto. ¡¡¡Es totalmente hermoooosssaaa!!! Pero no estaba sola, allí también estaba la también divina y bella de Florencia Walfisch, además de las hijas preciosas que estas hermosas mujeres tienen. Pero yo sé un secreto: Anita es hermosísima porque su mamá es mucho más bella aun y Flor es tan hermosa como su hija, Miranda. La verdad es que me siento feliz por tener amigas así, más que bellas, excelentes escritoras y compinches. Tomamos mate, conversamos sobre la vida, nos reímos (¡es bueno reírse!) y mientras Flor ayudaba a Anita a ordenar libros y papeles, yo las escuchaba con atención y admiraba esas vidas de mujeres que deben accionar y salir adelante como sea. Luego partí raudo y fugaz hacia mis obligaciones laborales (que espero terminar pronto). Lamentablemente, no puedo ser amigo de quien yo pienso que no escribe bien. Sé que la amistad y la escritura son dos cosas distintas, pero no lo puedo evitar. Lo que sí puedo, sin ningún problema, es tener amigos que no les interese la literatura. ¡Con ellos puedo compartir toda mi superficialidad!

Para terminar, les quiero contar que NO TENGO TELÉFONO Y TAMPOCO INTERNET EN CASA. Pagué las cuentas con puntualidad, como siempre. Se trata de un desperfecto técnico que desde el jueves afecta mi línea y que, supuestamente, ya debería estar arreglado. Así que nada, además de esperar desde el lunes a Julita y a Godot, esperaré también a que me devuelvan el tono en el teléfono y mi conexión con el mundo. LLAMEN AL CELULAR, GENTES.

Grandes abrazos para los que lean este post, y les dejo dos poemas, para que aprendan a escribir más que bien!!!

Tu pastora - por Ana Laferranderie

Soy una cárcel con una ventana

ante una gran soledad de rugidos

Miguel Hernández

Tu cueva hace zanja en mi descanso

siembra tierra en los párpados

Desvelada

lamo tus cabras

disuelvo el metal de tu voz

o me afilio a tu pez de barrotes

Traspaso cal, acomodo

tu nuca sudorosa y soy clara

en tu piel de noche

pastora invertida

que suelta pájaros y come

pan de tu pecho

Poema del libro “Sopa de Ajo y Mezcal” – por Florencia Walfisch

el espejo anterior a su rostro. desnuda el recuerdo anterior de lo que tuvo. tiene la presencia en sus manos cargadas de flores. aquello inventa mil formas de lo que espera. en el ruedo, aquello sobrando como identidad y palabra. donde dice aquello debe decir tibio animal nuevo que es capaz de arrancar el dolor gota a gota de su corazón entumorado. donde dice aquello debe decir tibio animal nuevo que la besa hasta arrancar ese cuerpo lentamente. donde dice debe, debe haber un blanco grande; la presencia de lo que no existe. donde dice aquello debe decir: cuerpo de sí misma que renace en el centro de su nombre y la libera. donde dice, debe decir lo que no se consuma. donde dice eso debe decir no eso. donde dice “bésame mucho”, debe decir siempre te amé. donde dice escribe debe decir su escribir le pertenece.